La válvula EGR se encuentra casi exclusivamente en los motores diésel. Este sistema fue probado por primera vez por General Motors. Esto ocurrió en 1970 y desde entonces ha sido una tecnología muy utilizada. La válvula contribuye a reducir las emisiones de sustancias tóxicas a la atmósfera. Lamentablemente, una válvula EGR sucia puede provocar averías. En este caso, puede limpiarse o eliminarse por completo. Después de leer este artículo, sabrá cómo funciona una válvula EGR, cómo mantenerla y si es prudente quitarla o taparla. 

Operación 

El término válvula EGR significa recirculación de los gases de escape. General Motors probó por primera vez este sistema en 1970. Recircula los gases de escape usados de vuelta a la entrada de aire del motor. Esta es también directamente una de las razones por las que la válvula EGR puede ensuciarse. 

El sistema está controlado por el ordenador central del coche. Según el fabricante, la válvula se abre a un determinado número de revoluciones, que puede ser de 2.000 rpm, por ejemplo. 

El ordenador del motor controla la válvula EGR mediante una electroválvula o una válvula eléctrica, en función de diversos parámetros (temperatura del agua, temperatura del aire, datos de carga del motor, etc.).

Como los gases de escape se reutilizan, las emisiones (NOx) se reducen en un 10 a 40%. Esto depende del motor y de la gestión del motor. Cada fabricante tiene que cumplir la normativa de emisiones de un país determinado; la gestión del motor también está adaptada a ello.  

Desventaja de una válvula EGR

El motor emite un exceso de óxido de nitrógeno y pequeñas partículas a la atmósfera, lo que infringe las normas europeas sobre emisiones. En un intento de reducir esas emisiones, los fabricantes instalan la válvula EGR que devuelve los gases de escape a la inyección para que se quemen por segunda vez. Por desgracia, este proceso crea un exceso de hidrocarburos en forma de hollín, que se acumula en el sistema EGR y a veces lo obstruye por completo; esto puede afectar al resto del motor. El motor deja de funcionar como debería debido a los gases no quemados que se le inyectan. La válvula EGR empieza a funcionar mal cuando se obstruye; las emisiones de carbono (hollín) se acumulan en la válvula y restringen la movilidad de la electroválvula o la de la válvula, lo que puede provocar un bloqueo completo. El sistema no funciona correctamente y el ordenador del motor pasa a un modo de funcionamiento inferior, lo que provoca una pérdida significativa de potencia.

Una válvula permanentemente abierta puede dañar su sistema de admisión. Por ello, es importante revisar periódicamente la válvula EGR de su motor diésel. De lo contrario, puede convertirse en un problema recurrente. 

Síntomas de una válvula EGR defectuosa:

  • Pérdida de potencia
  • Luz de gestión del motor encendida (fallo de emisiones)
  • Nubes negras de humo al acelerar rápidamente
  • Un coche vacilante 

Extracción de la válvula EGR

Aunque no está permitido quitar o tapar la válvula EGR, en algunos casos es la única opción para restablecer el funcionamiento normal del coche. En casos extremos, también puede instalar una válvula nueva, pero esto puede resultar costoso. 

Sin embargo, como no está permitido, pueden surgir problemas en la ITV, la llamada medición del hollín mostrará valores demasiado altos, lo que provocará que el coche sea rechazado. Además de una sustitución completa, también puede funcionar una limpieza, aunque existe la posibilidad de que el problema vuelva a aparecer con el tiempo. 
Por último, conducir muchas distancias cortas también puede tener un efecto perjudicial en la válvula EGR, por lo que, al igual que con el filtro de hollín Es sensato conducir a veces largas distancias.